Kodak, del éxito a la ruina
"La inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios." Stephen Hawking
Los cambios bruscos no llegan sin avisar. No tomar en serio el potencial de las nuevas tecnologías cuando se tiene la oportunidad de integrarla a la organización, puede ser más doloroso cuando los competidores empiecen a utilizarlas y pierdas fuerza competitiva.
Kodak es un ejemplo muy conocido de fracaso empresarial, debido al rechazo a la digitalización, la innovación y la modernización de sus productos y servicios para sus clientes.
La implantación de la transformación digital permite conocer mejor la tendencia del mercado, los clientes y aumentar la resiliencia empresarial para estar preparado ante los cambios, es una cuestión de mentalidad de los directivos y empleados de toda la empresa y de infraestructura tecnológica.
Falta de visión innovadora
El principal problema de su decadencia fue que no se esforzó por innovar en el campo de la fotografía digital, conformándose con ser el líder de los rollos de película y los consumibles y en la idea de centrarse únicamente en un producto, poniendo todos los recursos en la producción de cámaras que iban realmente a un fondo perdido y roto. Esto se debe simplemente a un miedo natural a perder a los compradores de toda la vida y entrar en mercados desconocidos. Al contrario que Canon, Sony o Fujifilm, la marca japonesa y su principal competidor, que siempre habían sido más innovadores, con una cultura más propensa al riesgo y la aventurera y que no tenía tanto que perder. Éstas aprovecharon los avances tecnológicos y exploraron las vastas posibilidades que traía consigo la cámara digital que había rechazado Kodak.
La empresa líder en venta de cámaras e implementos fotográficos durante casi 130 años (1888-2014), con un dominio de más del 85% en fotos y películas, en lugar de crecer al ritmo del mercado y arriesgarse proponiendo nuevas ideas, se estancó en el producto que ya tenía y que le generaba ganancias, pensando que el puesto que ya habían obtenido y la confianza que generaban en sus clientes no podría ser reemplazada por nada, esto le provocó un declive en las ventas de tal magnitud que le llevaron a la ruina.
Con la llegada del siglo XXI, cuando el mundo ya era digital y los usuarios ya no revelaban sus fotos como antes, entonces Kodak se dio cuenta de que debía entrar en el mercado digital, pero ya era demasiado tarde para hacerlo y en 2012, Kodak se declaró en bancarrota.
Kodak tuvo la mina de oro en sus manos y la descartó
Irónicamente Kodak desarrolló la primera cámara digital en 1975, Steve Sasson uno de sus ingenieros, desarrolló un prototipo de cámara digital que podía tomar fotos, almacenarla en memoria y transmitirla en televisión la cual almacenaba las imágenes en un cassette digital con una calidad de 0.01 megapíxeles. El producto fue descartado por temor a que amenazara el negocio de la película fotográfica, pues le convenía seguir vendiendo rollos y consumibles, y es que, el negocio que aportaba beneficios a Kodak no se trataba tanto de la venta de cámaras, sino de los revelados de fotografías y películas.
Los ejecutivos no quisieron hacerse a las innovaciones y los cambios del nuevo siglo, no podían entender un mundo sin la película fotográfica tradicional, había pocos incentivos para desviarse del rumbo original, con lo que esperaban que Kodak pudiera frenar el cambio hacia lo digital a través del marketing agresivo.
¿Cuáles fueron sus verdaderos errores?
· No arriesgar, jugárselo todo a una carta y seguir apostando únicamente por las cámaras de fotos tradicionales, perdiendo la oportunidad de ser los pioneros en lanzar al mercado una cámara que revolucionaría el mercado, en un mundo que se dirigía sin frenos hacia el uso de las cámaras digitales en los móviles.
· Desestimar a sus competidores, al considerar que jamás tendrían el mismo éxito y resultados que ellos. Por lo que, mientras sus competidores se esforzaban por innovar para atraer a más clientes, ellos se confiaban de su poder y vendían sus productos tradicionales, sin realizar cambio alguno.
Tras los últimos años con fallidos intentos por adaptarse a la nueva era digital, en enero de 2012, los analistas sugirieron que la empresa podría entrar en quiebra. Esto se confirmó el 19 de enero de 2012, cuando la compañía presentó su solicitud oficial de protección por bancarrota y se declaró en quiebra por una deuda que alcanzaba casi los 6 millones de dólares.
Queriendo resurgir de sus cenizas
Intentando ver de nuevo la luz y gloria de años atrás, Kodak anunció en el 2015 su regreso y no precisamente al de las cámaras fotográficas sino del desarrollo de un nuevo smartphone en colaboración con Bullit Group, una empresa dedicada al diseño.
En el 2017 lanza el Kodak Ektra con camera-first, tuvo gran éxito y ahora se comenzará a vender en Estados Unidos. También se han agregado nuevas funciones y ajustes en el funcionamiento con una actualización de software, que incluye soporte RAW, mejor funcionamiento del auto-focus y mejoras en el balance automático de blanco y en la saturación del color.
En 2018 entró con fuerza buscando retomar la posición dominante que algún día tuvo, lanzando la cámara Súper 8 teniendo un precio entre 2500 y 3000 dólares. Esta cámara contaba con pantalla LCD de 3.5 pulgadas, baterías intercambiables, USB, micrófono que grababa el audio en una tarjeta SD, y control de velocidad variable.
Si te estancas, lo pierdes todo
Kodak quizás pudo ser visionaria, pero no fue rápida y además se conformó con lo que tenían. Esto hizo que los estudios de Kodak terminaran por desaparecer. Sin embargo, la decadencia de la empresa venía desde mucho antes, porque aun cuando eres una empresa grande, nada te garantiza que vayas a durar por siempre y sobre todo si no cumples con lo fundamental, que es ir en consonancia con las necesidades de los clientes y suplirlas correctamente.
Kodak sirve como ejemplo para explicar lo que ocurre cuando como empresa te centras en los ingresos y piensas únicamente en el negocio, en lugar de proporcionarle valor a tus clientes, porque si tú tienes una idea que mejora la vida de tus clientes, y no la sacas al mercado por el temor a perder tus ingresos, alguien más trabajará en esa idea y aprovechará todo su potencial.