John Antioco, exdirector ejecutivo de Blockbuster video, rechazó la propuesta de Reed Hastings, fundador de Netflix, que consistía en implantar la transformación digital de su modelo de negocio, en el alquiler de vídeos en línea no presenciales, pero para ello, era necesario que Blockbuster apoyase con su nombre y sus tiendas esta idea. Sin embargo, Antioco lo tomó como una burla, y rechazó la oferta.

Esto ocurrió en septiembre de 2000, cuando en una reunión entre ambas compañías, donde Netflix sugirió unir fuerzas, para beneficiarse ambas de la combinación de sus posiciones en el mercado, haciendo la transformación digital como modelo de negocio donde el todo sea mayor que la suma de sus partes. Blockbuster reusó dicha propuesta alegando que los negocios en línea eran insostenibles y nunca ganarían dinero.

La firma Blockbuster se declaró en bancarrota en 2010, y la última tienda corporativa cerró en 2014, dejando a 25.000 personas sin empleo.

¿Qué hubiese pasado si Blockbuster y Netflix hubieran unificado sus fuerzas? Nunca lo sabremos a ciencia cierta pero, probablemente, Blockbuster no hubiese quebrado, sus abonados habrían obtenido beneficios a partir de la unión de ambas compañías teniendo la oportunidad de liderar un nuevo y fortalecido negocio gracias a la transformación digital.

Éste es un ejemplo claro de cómo cualquier empresa, sea cual sea su tamaño, pero con directivos reacios a evolucionar, innovar y optimizar sus servicios al compás de los avances tecnológicos, cometen el grave error de estancarse creyéndose invencibles o imbatibles y que a causa de la arrogancia de éstos, termina por hundirla poco tiempo después.